Un poco de Ruiloba
La tranquilidad, la pureza de sus paisajes tanto arquitectónicos como naturales, y las gentes entrañables, hacen disfrutar de unos días inolvidables a las personas que residen, veranean y visitan nuestro pueblo.
Ruiloba es un municipio hermoso que se encuentra en la Costa Occidental de Cantabria, atravesada de este a oeste por la carretera comarcal que la relaciona con municipios vecinos como Comillas y Alfoz de Lloredo, tiene numerosos tramos que unen sus 8 barrios, que reciben el nombre de Barrio de La Iglesia, Barrio de Liandres, Barrio de Sierra, Barrio de Trasierra, Barrio de Casasola, Barrio de Concha, Barrio de Pando y Barrio de Ruilobuca. Incluso la unen hacia el municipio de Cabezón de la Sal por Peñacastillo y hacia Torrelavega por la “del norte”, así como cercano a Santillana del Mar y San Vicente de la Barquera.
La zona occidental delimitada por altos acantilados, debido a la rasa de la abrasión marina levantada unos sesenta metros del nivel del mar y cuya intersección con éste es una costa acantilada, en cuyos extremos municipales se encuentran las playas compartidas de Luaña ( con Alfoz de Lloredo) y de Puente Portillo (con Comillas).
Curiosamente su litoral va de playa a playa, y propia no tiene ninguna.
Una cadena montañosa interior que cierra el valle en medialuna por el sur, suroeste y sudeste, contribuyendo a la tibieza del clima por la influencia oceánica.
La vegetación es la propia del litoral montañés, con sus praderas naturales y sus pedregales, así como lugares altos de bosque autóctono, de robres y castaños.
Tres puntas destacan en el perfil costero: Miradorio, Las Cornejas y Ruiloba. Al este del Miradorio se encuentra la ensenada de Fonfría, donde hay una piscifactoría. Varios arroyos recorren Ruiloba, entre ellos el llamado de La Conchuga, que delimita el municipio por el Este, separándolo de Alfoz de Lloredo. Esta ubicación permite que se practique la pesca a nivel de aficionados, el marisqueo y la recogida de algas.
La tranquilidad, la pureza de sus paisajes tanto arquitectónicos como naturales, y las gentes entrañables, hacen disfrutar de unos días inolvidables a las personas que residen, veranean y visitan nuestro pueblo.
ARQUITECTURA
En diversas localidades de Ruiloba como Pando, Casasola o Concha se conservan alineaciones de casas populares con sus balcones de madera pintados en vivos colores, fachadas de sillería y mampostería y muros cortavientos.
Podemos citar:
- El convento de las Carmelitas, del siglo XIX.
- Cueva de El Portillo I, yacimiento prehistórico en Casasola, con arte rupestre paleolítico.
- Iglesia de la Asunción, en La Iglesia, construida en el siglo XVII en estilo barroco y reformada a finales del siglo XIX.
- Ermita de Nuestra Señora de los Remedios, en Liandres, ubicada en un alto frente a la costa, es de finales del siglo XIX.
ECONOMIA
Actualmente, la actividad económica que emplea a prácticamente la mitad de la población activa, es el sector terciario y secundario.
FOLCLORE
LA DANZA DE LAS LANZAS
Hay una leyenda que habla de esta danza y que tiene por protagonista a un capitán de Ruiloba, apellidado Velarde que alistado con una veintena de mozos en los Tercios de Flandes vio sus tropas diezmadas por un terrible azote de peste, el capitán se puso con sus soldados bajo la advocación de la Virgen del Remedio para que les permitiera volver sanos y salvos a Ruiloba bajo la promesa de celebrar grandes fiestas ante su santuario si les concedía esta gracia. Y como el milagro se obrara, los festejos se celebraron y entre ellos tuvo especial práctica la danza de las lanzas, que aún hoy conserva aquel carácter “guerrero”.
Quizás la Danza de las Lanzas sea la más conocida, pero destacan también el baile a lo llano, los picayos, este último se realiza a la virgen o al santo de cada festividad y el baile a lo chile, recuperado por los actuales danzantes tras más de 40 años sin realizarse. El baile “a lo llano”, de Ruiloba se diferencia de los de otras zonas, y tiene unas ciertas reminiscencias de los bailes orientales y la donosura de la sardana. Este baile se comprueba que es más ágil que los demás y resulta más bonito.
ARTICULO DEL PERIODICO ALERTA DE FECHA 22 JULIO 1979 “EL MILAGRO DE LA VIRGEN DEL REMEDIO”
La Virgen del Remedio es veneradísima en toda la comarca, es una de las múltiples advocaciones marianas y marineras de nuestra montaña, cuyo origen se desconoce. García Lomas dice ya, hacía ya muchos años “y en una noche de invierno, helada y muda como una tumba, navegaba rumbo al este una fragata irlandesa, frente a la costa de Fuentefría (hoy, Fonfria)” y aquella calma chica, cargada de presagios, estalló en un terrible galernazo, al que no pudo hacer frente la embarcación. La lucha de aquella brava tripulación, mandada por un valiente capitán, no es para descrita aquí. El capitán era un mocetón, apuesto “rubio, alto y fornido como un trinquete, decidido y valiente como un jabato”, a quien acompañaba su bella esposa. Pero, el mar, que no entiende de sentimentalismos, se ensaño con la fragata, desarbolándola y destruyéndola, arrojándola con violencia contra la costa, sin que aquellos hombres nada pudieran hacer por mantenerla a flote ni a rumbo, porque “todo sabia a dolor y pesadumbre en aquella noche trágica”.
Pero, “cuando los dos enamorados tenían perdida toda la esperanza de redención, cuando confundidos en un abrazo supremo se sentían desfallecer entre el fragor a cada instante más impetuoso de las aguas, una mano invisible y providencial condujo hasta las suyas un modelado trozo de madera, asidos al cual lograron arribar, de tumbo a tumbo a la anhelada orilla. Aquella tabla de salvación era una talla finísima de la Virgen del Remedio, que desde hacía varios años presidía la paz del camarote del capitán, a quien movió tanto a gratitud el milagro que le dedicó un altar, erigido por sus propias manos, en la costa donde se salvara”.
Hubo de emplear el marido irlandés, a falta de mejor material las piedras halladas en la costa para erigir el tempo. Muchos años más tarde, en 1888, los habitantes de Ruiloba, fervientes devotos de aquella Virgen, decidieron consagrarle el actual magnífico templo, cuya silueta se recorta contra el cielo y el mar en el altozano a orillas de la carretera de la costa. Promesas, votos y peregrinaciones son, aún hoy, práctica habitual en este santuario cántabro, que acaba de celebrar su fiesta el pasado día 2, y que espera en su enclave, rodeado de pinos y de paz, la plegaria de los que hasta él se llegan cada día.